¿Tienes o has tenido alguna vez molestias corporales que ni el médico sabe de dónde vienen? Esto se denomina enfermedad psicosomática.
Si padeces una enfermedad psicosomática, es probable que hayas emprendido una larga peregrinación por las consultas médicas, buscando una explicación y una solución para tus síntomas, que pueden ser de varios tipos:
Estos síntomas afectan considerablemente tu calidad de vida y tu estado de ánimo, por lo que llegar a sufrir un trastorno como la depresión a raíz de estos es muy habitual.
Lo normal es que estos dolores y síntomas psicosomáticos se conviertan en crónicos, lo que quiere decir que se prolongan más allá de un tiempo razonable (más de tres meses) y no responden a tratamientos médicos convencionales.
Esto implica períodos continuos de dolor, acompañados de trastornos psicológicos y una caída en picado de la calidad de vida.
A esto tenemos que añadirle el peregrinaje médico: consultas, análisis y pruebas, que solo aumentan la incertidumbre por no saber exactamente qué te sucede (y el temor a que sea algo grave).
“Esto solo consigue que la bola de nieve se haga cada vez más grande”.
La ansiedad, la angustia y el miedo son estados emocionales muy intensos que desencadenan numerosas respuestas a nivel corporal, desde un aumento del cortisol (la hormona del estrés) hasta procesos inflamatorios.
Si estos estados se mantienen en el tiempo y no logras gestionarlos adecuadamente, su efecto acumulativo terminará reflejándose a través de síntomas físicos, como los que ya he mencionado y te seguiré explicando más abajo.
Hasta principios del siglo XIX, la mayoría de los profesionales creían que las emociones estaban unidas a las enfermedades.
Al descubrir con los avances de la ciencia nuevas causas, como las bacterias y toxinas, las emociones se quedaron relegadas a un segundo plano.
Esto ha hecho mucho daño a la psicología, ya que se han dejado de lado las emociones y tanto la medicina como la ciencia en general se han centrado en la parte cognitiva y conductual de las enfermedades, lo cual ha provocado la entrada de las pseudociencias para auxiliar a los pacientes que sufren problemas emocionales.
Recientemente, nuevas investigaciones han descubierto la estrecha relación que existe entre el estrés y la salud, señalando el impacto que las situaciones sociales, las emociones y los pensamientos tienen sobre las enfermedades.
Hoy sabemos que, hasta cierto punto, la mayoría de las enfermedades tienen un componente psicosomático.
“Toda enfermedad física está acompañada de un factor psicológico”
Esta afirmación se debe a la forma en que reaccionamos ante el diagnóstico de una enfermedad y la manera en que lidiamos con los síntomas de esta, que varía enormemente de una persona a otra, pudiendo estos síntomas agravarse o aliviarse, dependiendo de nuestra forma de afrontar la enfermedad.
Para comprender el origen de las enfermedades psicosomáticas es necesario entender el mecanismo de somatización que se encuentra en su base.
La somatización es la tendencia a expresar los problemas emocionales a través de síntomas físicos, lo cual no es extraño, ya que el cerebro y el cuerpo mantienen una comunicación constante.
Cada segundo, el cerebro envía innumerables señales e instrucciones al cuerpo, mientras el cuerpo devuelve la misma cantidad de señales.
Donde mejor se puede apreciar este mecanismo es en los trastornos de conversión, en los cuales el dolor y la angustia por un trauma emocional provocan parálisis, ceguera o incapacidad para hablar.
No obstante, la somatización también se puede expresar a través de síntomas menos llamativos, como náuseas, dolor de cabeza, tensión muscular, dolor de espalda o palpitaciones.
Todos, de una u otra forma, somatizamos nuestras experiencias emocionales.
Por ejemplo, cuando nos ocurre algo desagradable decimos que tenemos “un nudo en el estómago” y cuando hemos tenido un día estresante decimos que estamos “tensos”.
Sin embargo, existen personas que son más vulnerables a que esa somatización se convierta en una enfermedad psicosomática. Aquí pongo algunos ejemplos:
Todos estos ejemplos deben ser tratados por un especialista, más si cabe cuando afectan a la calidad de vida tanto del adulto como del menor.
Los trastornos psicosomáticos pueden afectar a cualquier sistema del cuerpo y presentarse de formas muy diversas.
Algunos de los más frecuentes que abordo con mi método son:
Sí, los niños padecen igual que los adultos este trastorno e incluso más.
Los síntomas de psicosomática se dan en el ser humano a cualquier edad porque la mente y el cuerpo no son entidades separadas.
Muchos aspectos psicológicos se expresan a través del cuerpo en forma de molestias o dolor, sin que el cuerpo esté dañado.
Suele querer decir que hay algo que a la persona le preocupa aunque esta no sea siquiera consciente de esta preocupación.
Por ejemplo, tener diarrea, o hacer pipi ante un examen, es algo muy frecuente en adolescentes según mi experiencia.
Porque los niños tienen más dificultad para expresar sus emociones, sobre todo al tener menos vocabulario.
Los niños sensibles, tímidos, introvertidos, inteligentes y/o perfeccionistas son más propensos a psicosomatizar y suelen aparecer más en familias donde hay familiares con dolores, por estar más educados en estar más encima de su cuerpo y a rastrearlo para ver si tienen algún dolor.
Los dolores más frecuentes son el dolor de abdomen y de cabeza.
Esto es lo primero que preguntamos cuando nos traen a un niño a la consulta, derivado de pediatría.
También son frecuentes los mareos, los trastornos del sueño y la dificultad respiratoria por ansiedad.
Estos síntomas suelen preocupar y molestar al menor y hay que prestarles la atención que se merecen.
Si el menor se queja y el pediatra descarta que no existe ninguna enfermedad orgánica, lo deben llevar al psicólogo clínico, para que este pueda elaborar una historia clínica y determinar si existe algún tipo de estrés que le pueda estar afectando.
Las causas son variadas y tan simples como el nacimiento de un hermano, un cambio de colegio o de vivienda, la separación de sus padres, la muerte de un familiar allegado, etc.
Dado que los trastornos psicosomáticos incluyen síntomas físicos que enmascaran la angustia emocional, es necesario encontrar su causa y reprogramar el cerebro para que este aprenda a afrontar las situaciones sin somatizarlas.
Para reprogramar el cerebro lo ideal es trabajar con la Hipnosis clínica.
A través de la hipnosis, accedemos a tu subconsciente, a los recuerdos, sensaciones y pensamientos que han originado el trastorno.
Eliminamos esas creencias desadaptativas y colocamos en su lugar creencias más positivas, que irremediablemente ayudan a recuperar la salud.
La hipnosis es una herramienta muy poderosa que activa nuestros mecanismos naturales de autosanación y que se ha demostrado eficaz mediante numerosos estudios clínicos en el tratamiento de los trastornos psicosomáticos y el dolor crónico.
Soy Nuria, Psicóloga Clínica y Forense, y quiero mostrarte que escribo este artículo desde mi experiencia profunda habiendo tratado ya a más de 50.000 pacientes y que cuento con una amplia formación la cual te quiero exponer aquí. Entre otras formaciones tengo:
Te cuento esto para poner en valor toda mi formación y que sepas que no estás leyendo a alguien sin experiencia. Por eso te puedo seguir contando.
Año tras año, he comprobado tanto en mí, como en mis pacientes, que las experiencias emocionales traumáticas pueden afectar de forma muy profunda a las personas y que estos traumas, se encuentran almacenados en el fondo de nuestra psique, en el inconsciente.
Si en este momento y después de haber leído este artículo tienes algún síntoma de los que he expuesto anteriormente y crees que ya lo has probado todo para solucionar esa ansiedad, esos pensamientos recurrentes, esos dolores que no sabes por qué los tienes y tu médico no encuentra solución, puedes hacer click aquí y dejarme tus datos en un formulario o llamar directamente a la clínica y obtener toda la información que necesites.
Sin más intención que mejorar tu calidad de vida y el de todas las personas que necesiten mi ayuda, aquí te dejo este artículo de blog siempre sacado de mi experiencia y también un fuerte abrazo.