En este Artículo quiero explicarte de manera sencilla qué es un trauma, por qué puede aparecer y que hago yo como Psicóloga Clínica y Forense, para ayudar a mis pacientes (ya más de 50.000) a través una técnica que he creado gracias a mis estudios en España, en Francia y a mi experiencia.
Con esta técnica consigo que con el menor número de sesiones posibles mis pacientes vivan una transformación, sin necesidad de que dependan de mí, toda su vida.
Con mi técnica busco que mis pacientes superen su trauma transformándolo y que vuelen libres, por lo que no doy más sesiones de las que necesitan y no les creo dependencia de mí como doctora, ni de mi diván.
Dicho esto, comienzo con el tema que nos ha traído aquí, los traumas.
Las experiencias emocionales se convierten en traumáticas cuando se producen en momentos en los cuales la persona no está preparada para enfrentarlas, o porque suceden de forma rápida e imprevisible, como un atentado terrorista o la muerte repentina de un ser muy querido; o porque cuando suceden, el individuo no tiene herramientas para manejar o defenderse de la situación.
Por estas razones, una situación puede convertirse en traumática.
En la mayoría de casos, mis pacientes con traumas son adultos que todavía se sienten como aquel niño o niña que sufrió el maltrato físico o sexual.
El inconsciente no tiene espacio-tiempo y sigue sufriendo aunque hayan pasado 20 años.
El problema en cuanto al tratamiento del trauma emocional es que, en la esfera de la medicina tradicional, su tratamiento es muy limitado.
Las opciones actualmente suelen ser:
Drogas psicotrópicas, ansiolíticas y antidepresivos, o sesiones de psicoterapia a nivel consciente.
Tras mis estudios, repito, con miles de pacientes, he evidenciado que cuando una persona experimenta un acontecimiento traumático, la adrenalina recorre el cuerpo y el recuerdo queda impreso en la amígdala, que forma parte del sistema límbico.
(Definición de Amígdala. La amígdala es una parte del cerebro que forma parte del sistema límbico; su principal función es el procesamiento y almacenamiento de reacciones emocionales, fundamentales para la supervivencia del individuo. Es la encargada de recibir las señales de peligro potencial y de desarrollar una serie de reacciones que ayuden a la autoprotección)
La amígdala guarda el significado emocional del suceso, incluyendo la intensidad y el impulso de la emoción. Esta zona es la que denomino, área inconsciente.
Existen unos síntomas muy comunes que reflejan que pueden existir traumas emocionales albergados en el inconsciente como:
También creo que es importante que conozcas que se puede sufrir un Trastorno de Estrés Postraumático (TEPT) aunque el evento traumático no te suceda directamente.
En algunos casos se puede producir por ser un espectador muy próximo y haber presenciado los sucesos.
Para restaurar los traumas, es decir, los recuerdos que se han quedado congelados en el inconsciente, es necesario trabajar con el paciente en dos planos, el consciente y el inconsciente.
Actualmente existen dos corrientes:
Mi posición como científica, es que estas pseudociencias con toda la buena intención han intentado calmar esos estados de angustia y depresión, pero se les escapaban de las manos, puesto puesto que las personas que las practican, no están debidamente formados para tratar a pacientes que realmente están trastornados y no desequilibrados energéticamente solamente.
“Si entendemos el cerebro humano como si de un ordenador se tratase, tenemos que poner especial cuidado en el profesional que lo programa, si queremos evitar males mayores”.
En mi consulta aplico una técnica profunda, capaz de devolverle el equilibrio al ser humano, precisamente porque comprende que éste es una unidad integral donde todo, lo emocional y lo físico, lo grande y lo pequeño, lo virtual y lo material, está relacionado entre sí, y por tanto debe siempre tratarse de forma simultánea, de modo que nunca se pierda el balance total del individuo.
Los beneficios que obtiene una persona que acude a mi con un trauma son múltiples y todos los describo en base a mi experiencia.
-Mis pacientes son dados de alta manejando de manera adecuada y eficaz los síntomas ansiosos, reduciendo la hiperactivación y el estado de hiperalerta. (Son capaces de estar relajados y respirar en paz).
-Modifican la interpretación amenazante e ineficaz de los pensamientos, imágenes y recuerdos intrusivos e indeseados, relacionados con el trauma, cambian estos por una perspectiva de aceptación y comprensión al pensar sobre el trauma –es decir, iniciar un proceso de normalización. (Todo se ha transformado)
-Cambia su gestión emocional y su expresión emocional. (Son más ellos mismos)
-Aprendes a través de la técnica cognitiva del STOP a suprimir pensamientos negativos, de miedo que te impiden tener calidad de vida.
-Identifican y reestructuran creencias previas y posteriores al evento traumático, y procesan el evento traumático mediante la elaboración de una nueva narrativa de lo sucedido.
-Recuperan actividades cotidianas, sociales y de ocio. Aprenden a gestionar conductas evitativas que pudieran estar relacionadas con el evento traumático o con las secuelas físicas o psicológicas del mismo.
-Promueven el apoyo social y familiar. Evitan el aislamiento y facilitan la búsqueda de ayuda y apoyo externo.
-Mejoran la sensación de confianza y esperanza en el futuro.
¿Y por qué he llegado hasta aquí? ¿Por qué he creado mi método para ayudar a personas con traumas? ¿De dónde sale Nuria Marco?
Quién soy y de dónde viene mi vocación.
Soy Nuria, Psicóloga Clínica y Forense y desde pequeña, debido a circunstancias que no elegí, me vi envuelta en situaciones emocionalmente traumáticas que marcaron mi niñez, juventud e incluso mi edad adulta.
Los maltratos psicológicos, bullying en la escuela, etc. me hicieron acabar estudiando la carrera de psicología clínica.
Ahora miro atrás y después de haber superado totalmente mis traumas, entendí que mi misión de vida era crear una técnica para curarme a mí misma y a todos los pacientes que llegan a mí.
Antes de acabar la carrera ya estaba trabajando con personas que sufrían de ansiedad y en todas veía que siempre había uno o varios traumas que eran el origen de su malestar.
Seguí tratando a este tipo de pacientes en el final de mi carrera universitaria, estando en prácticas en agudos de psiquiatría y en el hospital de día del Hospital de Sant Pau bajo la supervisión de la UAB. (Universitat Autònoma de Barcelona)