¿Qué es el estrés?

¿Qué es el estrés?

El estrés es una respuesta adaptativa del organismo ante situaciones que percibimos como amenazantes o desafiantes. A nivel fisiológico, implica la activación del sistema nervioso y la liberación de hormonas como el cortisol y la adrenalina, preparando al cuerpo para reaccionar. En pequeñas dosis, el estrés puede ser beneficioso, ya que nos ayuda a mantenernos alerta y a responder eficazmente a los retos. Este tipo de estrés positivo se conoce como eustrés. Sin embargo, cuando el estrés se vuelve intenso o prolongado, puede afectar gravemente tanto a la salud mental como física.

Tipos de estrés

Desde la psicología clínica, diferenciamos varios tipos de estrés en función de su duración, intensidad y contexto. A continuación, se describen los más habituales, acompañados de ejemplos cotidianos para facilitar su comprensión.

  • Estrés agudo: Es la forma más común y se produce ante una situación puntual, como un examen, una discusión o un imprevisto. Suele desaparecer una vez resuelta la situación.
  • Estrés agudo episódico: Se da en personas que experimentan crisis de estrés con frecuencia. Son individuos que viven con una sensación constante de urgencia o presión, lo que puede generar irritabilidad, ansiedad y problemas de salud como migrañas o hipertensión.
  • Estrés crónico: Es el más perjudicial, ya que se mantiene durante largos periodos de tiempo. Puede estar causado por problemas laborales, conflictos familiares o situaciones de vida difíciles. Este tipo de estrés puede derivar en trastornos de ansiedad, depresión e incluso enfermedades cardiovasculares.
  • Estrés laboral: Relacionado con la sobrecarga de trabajo, la falta de control sobre las tareas o la presión constante en el entorno profesional. Puede llevar a un estado de agotamiento extremo conocido como burnout.
  • Estrés postraumático: Surge después de haber vivido una experiencia traumática, como un accidente, una agresión o una catástrofe. Se caracteriza por revivir el suceso, evitar ciertos estímulos relacionados y experimentar un estado de hiperactivación constante.
  • Estrés psicosocial: Ocurre cuando la persona siente que no puede afrontar las demandas del entorno social, ya sea por problemas económicos, familiares o conflictos interpersonales.
  • Estrés ambiental: Está provocado por factores del entorno, como el ruido, la contaminación, el tráfico o la sobreexposición a pantallas y tecnología.

Síntomas del estrés

El estrés puede manifestarse de múltiples formas, afectando tanto a nivel físico como emocional y cognitivo. Es importante recordar que no todas las personas experimentan todos los síntomas y que la intensidad puede variar según el individuo y la situación.

Síntomas físicos

  • Tensión muscular y dolores de cabeza.
  • Problemas digestivos como acidez, náuseas o colon irritable.
  • Fatiga persistente y sensación de agotamiento.
  • Insomnio o sueño de mala calidad.
  • Palpitaciones, presión en el pecho o sensación de falta de aire.
  • Sudoración excesiva o temblores.
  • Bajada de defensas y mayor predisposición a infecciones.

Síntomas emocionales

  • Irritabilidad, impaciencia o cambios bruscos de humor.
  • Ansiedad constante y sensación de estar desbordado.
  • Estado de ánimo bajo, apatía o tristeza.
  • Sensación de soledad o desconexión con los demás.
  • Falta de motivación y disfrute en actividades que antes resultaban placenteras.

Síntomas cognitivos y conductuales

  • Dificultad para concentrarse y olvidos frecuentes.
  • Pensamientos repetitivos y rumiación mental.
  • Bloqueo mental ante la toma de decisiones.
  • Aislamiento social o conflictos interpersonales.
  • Aumento del consumo de alcohol, tabaco o comida como vía de escape.

¿Cómo gestionar el estrés?

El manejo del estrés es clave para prevenir sus efectos negativos y mejorar la calidad de vida. A continuación, se presentan algunas estrategias eficaces para gestionarlo:

  • Técnicas de relajación: Meditación, respiración diafragmática y mindfulness.
  • Ejercicio físico: La actividad física regular ayuda a regular el sistema nervioso y reduce el impacto del cortisol.
  • Gestión del tiempo y organización: Priorizar tareas y establecer límites es fundamental para evitar la sobrecarga.
  • Apoyo social: Hablar con personas de confianza o acudir a terapia psicológica puede ser de gran ayuda.
  • Hábitos saludables: Mantener una alimentación equilibrada y un buen descanso contribuye al bienestar general.

Cuándo buscar ayuda profesional

Si identificas varios de estos síntomas y sientes que el estrés está afectando a tu vida diaria, buscar ayuda profesional es una decisión inteligente. La terapia psicológica puede ayudarte a desarrollar herramientas para afrontarlo y recuperar el equilibrio emocional.

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